El Sol y la Noche
Encendido en sus propias llamaradas,
la sed devora al luminar del dķa,
y, eterno amante de la noche frķa,
persigue sus espaldas enlutadas.
Ansioso de sus sombras regaladas,
en vano corre la abrasada vķa;
que él mismo va poniendo el bien que ansķa
donde nunca penetran sus miradas.
La dicha ausente, y el afįn consigo,
arde y redobla su imposible instancia,
llevando en sus entrańas su enemigo...
”Asķ corro con bįrbara constancia,
y siempre encuentro mi ansiedad conmigo
y el bien ansiado a la mayor distancia!
La Cita
”Es ella..! Amor sus pasos encamina...
Siento el blando rumor de su vestido...
Cual cielo por el rayo dividido,
mi espķritu de pronto se ilumina.
Mil ansias, con la dicha repentina,
se agitan en mi pecho conmovido,
cual bullen los polluelos en el nido
cuando la tierna madre se avecina.
”Mi bien! ”Mi amor!: ”Por la encendida y clara
mirada de tus ojos, con anhelo
penetra el alma, de tu ser avara..!
”Ay!, ”ni el įngel caķdo mįs consuelo
pudiera disfrutar, si penetrara
segunda vez en la región del cielo!
Sin Palabras
Mil veces con palabras de dulzura
esta pasión comunicarte ansķo;
mas, æqué palabras hallaré, bien mķo,
que no haya profanado la impostura?
Penetre en ti callada mi ternura,
sin detenerse en el menor desvķo,
como rayo de luna en claro rķo,
como aroma sutil en aura pura.
Įbreme el alma silenciosamente,
y déjame que inunde satisfecho
sus regiones, de amor y encanto llenas...
Fiel pensamiento, animaré tu mente;
afecto dulce, viviré en tu pecho;
llama suave, correré en tus venas.